Mochila y maleta

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miércoles, 6 de febrero de 2013

Bruselas y los murales de cómic

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Bélgica es una ciudad cosmopolita, que el destino ha situado en el centro de la Unión Europea, pero es mucho más del lugar donde se toman las decisiones del mundo europeo. Es también la capital del cómic europeo. 

La Bande Dessinè, que es como se conoce en el mundo francófono, es algo muy importante en Bélgica, y las calles de la capital están llenas de referencias al noveno arte. Hergè, el célebre creador de Tintín; Peyo, quien creó a los Pitufos; Jijé, Dupy y Berberian, Bob de Moor o Franquin son algunos de los creadores más populares que ha dado la industria gráfica de Bélgica y la ciudad se rinde a su arte.

A partir de 1991 se comenzaron a decorar muros abandonados y en mal estado de edificios de la capital con motivos provinientes del cómic. Casi cincuenta murales iluminan una ciudad vibrante y viva, y en las principales calles luce alguno de ellos, dando un homenaje a un arte que ha crecido a las sombras de sus edificios.

Estos son los murales que se pueden encontrar en Bruselas.
1 Mural Hergé - Tintin en Amérique (Midi Station)
2 Mural Geluck - Le Chat (Boulevard du Midi)
3 Mural Geerts - Jojo (Rue Piermans)
4 Mural Mitacq - La Patrouille des Castors (Rue Blaes 200)
5 Mural Roba - Boule et Bill (Rue du Chevreuil)
6 Mural Verron & Yann - Odilon Verjus (Rue des Capucins)
7 Mural Jijé - Blondin et Cirage (Rue des Capucins)
8 Mural Hergé - Quick et Flupke  (Rue Haute)
9 Mural Stuff et Janry - Passe-moi l’ciel  (Rue des Minimes 96)
10 Mural Will - Isabelle et Calendula (Rue de la Verdure)
11 Mural Dupuy & Berberian - Monsieur Jean (Rue des Bogards)
12 Mural Dany - Olivier Rameau (Rue du Chêne)
13 Mural Hergé - Tintin (Rue des Bons Secours)
14 Mural Tibet & Duchâteau - Ric Hochet (Rue des Bons Secours)
15 Mural Carin - Victor Sackville (Rue du Marché au Charbon)
16 Mural Schuiten - Le Passage (Rue du Marché au Charbon)
17 Mural Frank Pé - Broussaille (Rue du Marché au Charbon)
18 Mural Sleen - Néron (Place Saint-Gery)
19 Mural Goscinny et Uderzo - Asterix et Obelix (Rue de la Buanderie)
20 Mural Morris - Lucky Luke (Rue de la Buanderie)
21 Mural Bob de Moor - Cori le Mousaillon (Rue des Fabriques)
22 Mural Hermann - Les rêves de Nic (Rue des Fabriques)
23 Mural Taymans & Wesel - Caroline Baldwin (Rue de la Poudrière)
24 Mural Yslaire - L’Ange de Sambre (Rue des Chartreux)
25 Mural Jacobs - Blake & Mortimer (Rue du Houblon)
26 Mural Dupa - Cubitus (Rue de Flandre)
27 Mural Colman & Desberg - Billy the Cat (Rue d’Ophem)
28 Mural Vandersteen - Bob et Bobette (Rue de Laeken)
29 Mural Johan de Moor & Desberg - La Vache (Hôtel Sleepwell Rue du Damier 23)
30 Mural Franquin - Gaston Lagaffe (Rue de l’Ecuyer)
31 Statue de Gaston Lagaffe32 Mural Marini & Desberg - Le Scorpion (Boulevard Pachéco)
33 Mural Chaland - Le Jeune Albert (Rue du Treurenberg)
34 Mural Pratt - Corto Maltés (Quai de la voirie)
35 Mural Van Hamme - XIII (Rue Philippe de Champagne)
36 Mural Leloup - Yoko Tsuno (Rue Terre Neuve)


domingo, 3 de febrero de 2013

Hotel RH Porto Cristo: Fin de semana romántico en Peñíscola

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Durante estos días, los hoteles están preparando el fin de semana del Día de los Enamorados, que se extenderán a lo largo de todo el mes. Yo elegí celebrarlo con mi pareja el fin de semana del 3 de febrero, y para pasar un estupendo San Valentín  en la siempre atractiva Peñíscola.

El hotel elegido fue el RH Porto Cristo, un moderno hotel que se ha reformado hace unos pocos años en primera línea de playa. Su situación en la Avenida Papa Luna, concretamente en su inicio, a escasos metros del casco histórico de la población.


El hotel

El acceso es sencillo y en el mes de febrero es muy sencillo aparcar a escasos 50 metros de la entrada al establecimiento. Algo que no es recomendable hacer durante la temporada alta, que será tremendamente difícil y se tendrá que buscar el garaje del hotel, que cuesta 4 euros al día.

Al RH Porto Cristo se accede a través de la elegante terraza, presidida por una barra de temporada, desierta en esta época del año, pero que, unida a la vecina piscina, crea un ambiente muy acogedor durante el verano. La puerta del hotel enfrenta a esta barra, y una traspuesta, llegamos hasta el mostrador de la recepción.

En unos minutos tenemos listos los papeles de la habitación, que ya está lista y preparada desde algo antes del medio día. Es pequeña, pero suficiente, y tiene una pequeña terraza, desde la que se ve la imponente figura del peñón y el castillo del Papa Luna y un buen trozo de playa.

La sorpresa nos la encontramos en la cama, en forma de dos elegantes cisnes formados con las toallas y bombones escampados por ella. La botella de cava, nos informan, la subirán en el momento en que la solicitemos. Un punto a su favor, ya que en otros lugares dejan la botella al llegar, y puede no estar lo suficientemente fresca en el momento de consumirlo.

La comida no la hicimos en el hotel, ya que teniendo un poco de tiempo, decidimos acercarnos al casco histórico, pasear por sus calles y perdernos por esos rincones con historia. El viento hizo que prácticamente estuviera todo vacio, y pudimos pasear por Peñíscola con una tranquilidad que no se encuentra a partir de mayo.

En el acceso a la ciudad, hay varios restaurantes, desde los que salieron los responsables a "captarnos" para comer. Obviamente, salimos escopeteados de la zona. No hay nada más desagradable que tener que ir esquivando a los camareros que te "invitan" a entrar al local, utilizando normalmente técnicas de acoso y derribo. La llevaban clara con nosotros. Habíamos estado en Marrakech poco antes, y allí supimos escaquearnos. Estos, eran aficionados a su lado. 

El casco histórico estaba desierto, y el viento no invitaba a pasear demasiado por las calles vacías. El Bufador estaba en plena actividad, dado el oleaje reinante en el mar, y se podía escuchar el sonido a través del agujero excavado por el agua en la roca.

Bajamos por el lado opuesto del pueblo y volvimos a la zona de las terrazas donde nos abordaron al subir. Habíamos visto los menús de todas ellas al subir y sabíamos que en todas había un menú por 9,5 euros, seguramente pactado por todos los restaurantes, y nos sentamos en el que nos pareció más adecuado, ya que era hora de comer y teníamos hambre.