Mochila y maleta

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miércoles, 24 de septiembre de 2014

Setenil de las Bodegas, el pueblo bajo la roca

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En algunas de las provincias de Andalucía es normal encontrar viviendas ubicadas en cuevas, tanto dedicadas a viviendas particulares como a establecimientos hoteleros para visitantes de la zona. Lo que resulta más curioso es la existencia de un pueblo en el que parte de sus casas están construidas debajo de un saliente de roca, de manera que parece que están encajadas debajo de esta.

Setenil de las Bodegas, en la provincia de Cádiz, se levanta siguiendo el cauce del río Guadalporcún, por lo que tiene una configuración bastante curiosa. Las casas se construyeron bajo este saliente para aprovechar el refugio que aporta esta protuberancia rocosa, ya que evita la entrada del sol y frena las inclemencias del clima andaluz.

La piedra forma un techo natural por alguna de sus calles, algo que crea una cierta sensación de inseguridad, aunque los vecinos lo tienen muy asumido y no sufren por la posibilidad de que la roca ceda y aplaste sus viviendas. De hecho, probablemente, ni lo piensen, después de que esta particularidad sea parte de sus vidas desde hace siglos.

Las calles a ambos lados del cauce del río están cubiertas por la roca, ya que son las que se adentran en la montaña. Una de ellas es conocida como "la calle del sol" y otra "la calle de la sombra", ya que el solo solo ilumina una de ellas, estando la otra siempre a la sombra.




La historia del pueblo se remonta a la prehistoria, cuando las cuevas de la zona ya fueron refugio para los habitantes de la zona. Sufrió siete asedios durante la reconquista y se comenta que en uno de ellos la Reina Isabel la Católica tuvo un bebé que murió en el parto y que iba a llamarse Sebastián y por ello se alzó una ermita dedicada a San Sebastián. Esto, claro, forma parte de la leyenda.

Además de las curiosas casas bajo la roca, este pueblo cuenta con una buena cantidad de rutas senderistas que llevan por los alrededores y que encantarán a los aficionados a este deporte y una buena oferta hostelera, con algunos de los bares y restaurantes ubicados en las casas construidas bajo el saliente de roca, lo que las hace más atractivas.

sábado, 20 de septiembre de 2014

Rissani, puerta al Sahara y cuna de la dinastía Alouí

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Al sur de Marruecos se alza esta pequeña población de unos 21.000 habitantes que aunque no suele estar en las rutas de la mayoría de los visitantes del país se ha convertido en uno de los accesos al Sahara. Muchos aventureros, que buscan emociones fuertes en este desierto llegan hasta este punto, que fue uno de los más importantes en las rutas de las caravanas que se perdían en el desierto.

 De hecho, junto a Rissani se pueden ver las ruinas de Sijilmassa, una importante ciudad que fue capital de un principado islámico que data del siglo VII. En ella paraban caravanas de hasta 20.000 camellos que atravesaban el desierto hasta Niger y Ghana.

Fue destruida a causa de conflictos internos, pero se mantiene como un recuerdo de los tiempos en que la zona era una de las bases de las rutas de las caravanas comerciales hacia el centro del continente. Como parte de su pasado comecial y militar, Rissani tiene dos fortalezas. Uno, en la misma población, el Ksar Aber, del siglo XIX.

 A un kilómetro se encuentra el Ksar Oulad Abdlahim, edificado en el año 1900. Aunque hoy está en ruinas, se le llegó a llamar la Alhambra del Tafilat.

A la población se accede por una puerta monumental, que da paso a las calles de la población. En una de las plazas se encuentra la tumba de Moulay el Cherif, fundador de la dinastía Alaouí.También es la sede del Centro de Estudios e Investigación Alaouitas (CERA), que guarda archivos de toda la historia de la dinastía.

También se puede visitar el museo etnográfico que se ubica en la Kasba el Fida, que cuenta con enseres de la vida diaria en tiempos pasados, cuando se trataba de una ciudad dominada por los comerciantes que viajaban en las caravanas.

La abundancia de zocos, sobre todo los martes, jueves y domingos la hace muy atractiva para quien quiera comprar productos típicos de la zona. Además, cuenta con varios hoteles de dos y tres estrellas y una buena conexión por taxi y autobuses con el resto de ciudades marroquís.

Vía | GuíadeMarruecos.com
Foto | Rosemary Dukelow