Mochila y maleta

Un blog de viajes para disfrutar del tiempo libre

viernes, 5 de junio de 2015

Reading Terminal Market, un mercado tradicional de Filadelfia que no hay que dejar de visitar

La ciudad de Filadelfia esconde muchos rincones curiosos que tienen mucho que ver con la Independencia del país, pero también hay sitios donde se pueden encontrar productos de la gastronomía tradiocional estadounidense. El Reading Terminal Market, un espacio donde cerca de un centenar de comerciantes ofrecen sus productos a los visitantes.

El mercado se encuentra ubicado entre 12th Street y Arch Street y se puede comprar todo tipo de productos, desde quesos artesanos, verdura fresca, bollería, pescado, carnes y una gran variedad de comida para disfrutar de ella en el mismo recinto o en casa. Además, y como dato curioso, muchos de los puestos del mercado están regentados por amish, así que es una buena manera de comenzar a comprender la curiosa manera de vivir de este grupo étnico estadounidense.

En muchos puestos trabajan la comida en el mismo, por lo que cada producto es totalmente fresco y recién elaborado. Los puestos de productos frescos ofrecen una gran variedad de colores y olores, tal y como suele ocurrir en estos lugares, pero los de comidas preparadas no se quedan atrás. La repostería amish es una constante en muchos de los puestos y realmente, invita a disfrutar de ella.

Además, en el mercado hay varios lugares donde poder comer. En una zona del mismo hay una serie de mesas comunitarias donde se puede disfrutar tranquilamente de la comida elegida, mientras se ve el trajín propio de este mercado. En cuanto a las opciones para comer se puede elegir entre varias posibilidades, desde las inevitables hamburguesas y hot-dogs hasta comida árabe, ya que también hay paradas con esta posibilidad, hasta bocadillos muy sugerentes.

En el mercado también se puede encontrar el famoso Cheesestake, un bocadillo tradicional en Filadelfia. Incluso se puede degustar en el mismo puesto en que lo pidió el presidente Barak Obama, uno de los que mejor los prepara y que más fama tiene.

De postre, nada mejor que uno de los dulces preparados por los amish. También se puede optar por un pretzel, algo que es muy típico de los puestos callejeros por Estados Unidos pero que en Filadelfia se pueden encontrar hechos con chocolate o almendras, lo que aporta unos matices muy interesantes al unir la sal de los pretzels y el chocolate. Un lugar muy interesante que se ha de conocer en la visita a Filadelfia. Vía | Wikipedia

jueves, 18 de diciembre de 2014

Besalú, una visita a la Cataluña medieval a través de uno los rincones más curiosos


En la comarca de la Garrotxa, en Girona, hay un lugar donde parece haberse detenido el tiempo en la Edad Media y parece que recorramos calles que nos trasladen a tiempos muy remotos. Ese lugar se llama Besalú y es uno de los pueblos medievales mejor conservados de la geografía española, una villa de otros tiempos que convierte el paseo por ella en toda una aventura.

 Este pequeño pueblo está junto al río Fluvià, que tiene una gran importancia en el desarrollo de la población durante toda su historia. De hecho, sobre él se puede encontrar un espectacular puente fortificado que se ha convertido en el símbolo de la villa. Está construido sobre siete arcos, que sitúan sus columnas sobre las piedras del río. En el centro del puente se levanta una torre fortificada, que impedía el paso hasta la población. Todo el que quisiera entrar en ella tenía que acceder por ella y pagar el pagus o tributo condal.

El puente que encontrarás en Besalú está totalmente reformado, ya que fue dinamitado durante la Guerra Civil, por lo que tuvo que ser restaurado. En Besalú se pueden visitar también sus dos iglesias, la de Sant Vicenç, que es del siglo X y la de Sant Pere, del siglo XI. Se sabe que en esa época la población era zona de paso de peregrinos, algo de lo que da fe el Hospital de Sant Julià, que daba cobijo a los peregrinos que hacían el camino de Santiago.

La judería se llama el Call y estaba situada en una plaza alrededor de la sinagoga, de la que se conserva algún resto arqueológico. Está ubicada en el espacio que existe entre el castillo y las murallas. Cuando se abandonó el culto en el siglo XV este edificio pasó a ser molino de aceite o tintorería, hasta que se derruyó en el siglo XVIII. En el Call se puede ver un Miqvé, unos baños de purificación de un tipo de los que solo existen tres en toda Europa.

Es una pequeña piscina rectángular a la que se accede a través de una escalera de 36 escalones, un número que tiene que ver con la cábala y cuyo número es muy importante. Fue encontrado en 1964, cuando el propietario del lugar donde se haya fue a hacer un pozo y surgió esta sorprendente construcción.

 Página Oficial | Besalú

miércoles, 24 de septiembre de 2014

Setenil de las Bodegas, el pueblo bajo la roca


En algunas de las provincias de Andalucía es normal encontrar viviendas ubicadas en cuevas, tanto dedicadas a viviendas particulares como a establecimientos hoteleros para visitantes de la zona. Lo que resulta más curioso es la existencia de un pueblo en el que parte de sus casas están construidas debajo de un saliente de roca, de manera que parece que están encajadas debajo de esta.

Setenil de las Bodegas, en la provincia de Cádiz, se levanta siguiendo el cauce del río Guadalporcún, por lo que tiene una configuración bastante curiosa. Las casas se construyeron bajo este saliente para aprovechar el refugio que aporta esta protuberancia rocosa, ya que evita la entrada del sol y frena las inclemencias del clima andaluz.

La piedra forma un techo natural por alguna de sus calles, algo que crea una cierta sensación de inseguridad, aunque los vecinos lo tienen muy asumido y no sufren por la posibilidad de que la roca ceda y aplaste sus viviendas. De hecho, probablemente, ni lo piensen, después de que esta particularidad sea parte de sus vidas desde hace siglos.

Las calles a ambos lados del cauce del río están cubiertas por la roca, ya que son las que se adentran en la montaña. Una de ellas es conocida como "la calle del sol" y otra "la calle de la sombra", ya que el solo solo ilumina una de ellas, estando la otra siempre a la sombra.




La historia del pueblo se remonta a la prehistoria, cuando las cuevas de la zona ya fueron refugio para los habitantes de la zona. Sufrió siete asedios durante la reconquista y se comenta que en uno de ellos la Reina Isabel la Católica tuvo un bebé que murió en el parto y que iba a llamarse Sebastián y por ello se alzó una ermita dedicada a San Sebastián. Esto, claro, forma parte de la leyenda.

Además de las curiosas casas bajo la roca, este pueblo cuenta con una buena cantidad de rutas senderistas que llevan por los alrededores y que encantarán a los aficionados a este deporte y una buena oferta hostelera, con algunos de los bares y restaurantes ubicados en las casas construidas bajo el saliente de roca, lo que las hace más atractivas.

sábado, 20 de septiembre de 2014

Rissani, puerta al Sahara y cuna de la dinastía Alouí


Al sur de Marruecos se alza esta pequeña población de unos 21.000 habitantes que aunque no suele estar en las rutas de la mayoría de los visitantes del país se ha convertido en uno de los accesos al Sahara. Muchos aventureros, que buscan emociones fuertes en este desierto llegan hasta este punto, que fue uno de los más importantes en las rutas de las caravanas que se perdían en el desierto.

 De hecho, junto a Rissani se pueden ver las ruinas de Sijilmassa, una importante ciudad que fue capital de un principado islámico que data del siglo VII. En ella paraban caravanas de hasta 20.000 camellos que atravesaban el desierto hasta Niger y Ghana.

Fue destruida a causa de conflictos internos, pero se mantiene como un recuerdo de los tiempos en que la zona era una de las bases de las rutas de las caravanas comerciales hacia el centro del continente. Como parte de su pasado comecial y militar, Rissani tiene dos fortalezas. Uno, en la misma población, el Ksar Aber, del siglo XIX.

 A un kilómetro se encuentra el Ksar Oulad Abdlahim, edificado en el año 1900. Aunque hoy está en ruinas, se le llegó a llamar la Alhambra del Tafilat.

A la población se accede por una puerta monumental, que da paso a las calles de la población. En una de las plazas se encuentra la tumba de Moulay el Cherif, fundador de la dinastía Alaouí.También es la sede del Centro de Estudios e Investigación Alaouitas (CERA), que guarda archivos de toda la historia de la dinastía.

También se puede visitar el museo etnográfico que se ubica en la Kasba el Fida, que cuenta con enseres de la vida diaria en tiempos pasados, cuando se trataba de una ciudad dominada por los comerciantes que viajaban en las caravanas.

La abundancia de zocos, sobre todo los martes, jueves y domingos la hace muy atractiva para quien quiera comprar productos típicos de la zona. Además, cuenta con varios hoteles de dos y tres estrellas y una buena conexión por taxi y autobuses con el resto de ciudades marroquís.

Vía | GuíadeMarruecos.com
Foto | Rosemary Dukelow

viernes, 22 de agosto de 2014

El Riad, un alojamiento para disfrutar del Marruecos más tradicional


Supongo que si estás pensando en viajar a Marruecos te han hablado de los riads, e incluso también te los han recomendado para pasar tus vacaciones en este país africano. Es una muy buena opción para alojarse en ciudades como Marruecos o Essaouira, ya que se encuentran ubicados en pleno centro histórico de estas ciudades y permiten vivir de una manera mucho más intensa la vida diaria que si te alojas en un hotel fuera de la Medina.

 Un riad es una casa tradicional marroquí, compuesta normalmente por dos pisos, que ha sido restaurada y convertida en un hotel o casa de huéspedes que traslada al visitante hasta épocas anteriores, de brillo y opulencia.

La estancia en un riad puede considerarse idéntica que en un hotel pero tiene otro "sabor". Los servicios son tan agradables como en cualquier otro establecimiento, pero la sensación de despertarse en una habitación decorada con elementos de la tradición marroquí es mucho más agradable que hacerlo en una aséptica habitación de hotel.

Desayunar en una de las mesas del patio central, sintiendo la brisa matutina y sintiendo el pulso de una ciudad que despierta al alba, es una sensación que permite sentirse fuera del mundo habitual, en un lugar mágico y distinto al conocido.

Muchos de estos riads fueron adquiridos por pintores, actores, escritores y gente de la alta sociedad francesa durante los años 50 a 70 para convertirlos en su refugio durante largas temporadas. Quizá sea por eso que mantienen ese ambiente bohemio y tradicional que nos encanta a los viajeros.

En cuanto a precios, la estancia en un riad puede ser tan económica como la estancia en un hotel de tres estrellas europeo, alrededor de 35 euros por habitación, con desayuno incluido. Por supuesto, también hay categorías y en otros riads el precio puede ser muy superior, pero es un alojamiento que vale la pena disfrutar si se visita la ciudad. Muchos están ubicados en la misma Medina, cerca de la plaza Jemaa El Fna y cuentan con un ambiente ideal para integrarse en el día a día de una ciudad tan sugerente como es Marrakech.

Fuente | Turismo Marruecos

miércoles, 6 de febrero de 2013

Bruselas y los murales de cómic


Bélgica es una ciudad cosmopolita, que el destino ha situado en el centro de la Unión Europea, pero es mucho más del lugar donde se toman las decisiones del mundo europeo. Es también la capital del cómic europeo. 

La Bande Dessinè, que es como se conoce en el mundo francófono, es algo muy importante en Bélgica, y las calles de la capital están llenas de referencias al noveno arte. Hergè, el célebre creador de Tintín; Peyo, quien creó a los Pitufos; Jijé, Dupy y Berberian, Bob de Moor o Franquin son algunos de los creadores más populares que ha dado la industria gráfica de Bélgica y la ciudad se rinde a su arte.

A partir de 1991 se comenzaron a decorar muros abandonados y en mal estado de edificios de la capital con motivos provinientes del cómic. Casi cincuenta murales iluminan una ciudad vibrante y viva, y en las principales calles luce alguno de ellos, dando un homenaje a un arte que ha crecido a las sombras de sus edificios.

Estos son los murales que se pueden encontrar en Bruselas.
1 Mural Hergé - Tintin en Amérique (Midi Station)
2 Mural Geluck - Le Chat (Boulevard du Midi)
3 Mural Geerts - Jojo (Rue Piermans)
4 Mural Mitacq - La Patrouille des Castors (Rue Blaes 200)
5 Mural Roba - Boule et Bill (Rue du Chevreuil)
6 Mural Verron & Yann - Odilon Verjus (Rue des Capucins)
7 Mural Jijé - Blondin et Cirage (Rue des Capucins)
8 Mural Hergé - Quick et Flupke  (Rue Haute)
9 Mural Stuff et Janry - Passe-moi l’ciel  (Rue des Minimes 96)
10 Mural Will - Isabelle et Calendula (Rue de la Verdure)
11 Mural Dupuy & Berberian - Monsieur Jean (Rue des Bogards)
12 Mural Dany - Olivier Rameau (Rue du Chêne)
13 Mural Hergé - Tintin (Rue des Bons Secours)
14 Mural Tibet & Duchâteau - Ric Hochet (Rue des Bons Secours)
15 Mural Carin - Victor Sackville (Rue du Marché au Charbon)
16 Mural Schuiten - Le Passage (Rue du Marché au Charbon)
17 Mural Frank Pé - Broussaille (Rue du Marché au Charbon)
18 Mural Sleen - Néron (Place Saint-Gery)
19 Mural Goscinny et Uderzo - Asterix et Obelix (Rue de la Buanderie)
20 Mural Morris - Lucky Luke (Rue de la Buanderie)
21 Mural Bob de Moor - Cori le Mousaillon (Rue des Fabriques)
22 Mural Hermann - Les rêves de Nic (Rue des Fabriques)
23 Mural Taymans & Wesel - Caroline Baldwin (Rue de la Poudrière)
24 Mural Yslaire - L’Ange de Sambre (Rue des Chartreux)
25 Mural Jacobs - Blake & Mortimer (Rue du Houblon)
26 Mural Dupa - Cubitus (Rue de Flandre)
27 Mural Colman & Desberg - Billy the Cat (Rue d’Ophem)
28 Mural Vandersteen - Bob et Bobette (Rue de Laeken)
29 Mural Johan de Moor & Desberg - La Vache (Hôtel Sleepwell Rue du Damier 23)
30 Mural Franquin - Gaston Lagaffe (Rue de l’Ecuyer)
31 Statue de Gaston Lagaffe32 Mural Marini & Desberg - Le Scorpion (Boulevard Pachéco)
33 Mural Chaland - Le Jeune Albert (Rue du Treurenberg)
34 Mural Pratt - Corto Maltés (Quai de la voirie)
35 Mural Van Hamme - XIII (Rue Philippe de Champagne)
36 Mural Leloup - Yoko Tsuno (Rue Terre Neuve)


domingo, 3 de febrero de 2013

Hotel RH Porto Cristo: Fin de semana romántico en Peñíscola

Durante estos días, los hoteles están preparando el fin de semana del Día de los Enamorados, que se extenderán a lo largo de todo el mes. Yo elegí celebrarlo con mi pareja el fin de semana del 3 de febrero, y para pasar un estupendo San Valentín  en la siempre atractiva Peñíscola.

El hotel elegido fue el RH Porto Cristo, un moderno hotel que se ha reformado hace unos pocos años en primera línea de playa. Su situación en la Avenida Papa Luna, concretamente en su inicio, a escasos metros del casco histórico de la población.


El hotel

El acceso es sencillo y en el mes de febrero es muy sencillo aparcar a escasos 50 metros de la entrada al establecimiento. Algo que no es recomendable hacer durante la temporada alta, que será tremendamente difícil y se tendrá que buscar el garaje del hotel, que cuesta 4 euros al día.

Al RH Porto Cristo se accede a través de la elegante terraza, presidida por una barra de temporada, desierta en esta época del año, pero que, unida a la vecina piscina, crea un ambiente muy acogedor durante el verano. La puerta del hotel enfrenta a esta barra, y una traspuesta, llegamos hasta el mostrador de la recepción.

En unos minutos tenemos listos los papeles de la habitación, que ya está lista y preparada desde algo antes del medio día. Es pequeña, pero suficiente, y tiene una pequeña terraza, desde la que se ve la imponente figura del peñón y el castillo del Papa Luna y un buen trozo de playa.

La sorpresa nos la encontramos en la cama, en forma de dos elegantes cisnes formados con las toallas y bombones escampados por ella. La botella de cava, nos informan, la subirán en el momento en que la solicitemos. Un punto a su favor, ya que en otros lugares dejan la botella al llegar, y puede no estar lo suficientemente fresca en el momento de consumirlo.

La comida no la hicimos en el hotel, ya que teniendo un poco de tiempo, decidimos acercarnos al casco histórico, pasear por sus calles y perdernos por esos rincones con historia. El viento hizo que prácticamente estuviera todo vacio, y pudimos pasear por Peñíscola con una tranquilidad que no se encuentra a partir de mayo.

En el acceso a la ciudad, hay varios restaurantes, desde los que salieron los responsables a "captarnos" para comer. Obviamente, salimos escopeteados de la zona. No hay nada más desagradable que tener que ir esquivando a los camareros que te "invitan" a entrar al local, utilizando normalmente técnicas de acoso y derribo. La llevaban clara con nosotros. Habíamos estado en Marrakech poco antes, y allí supimos escaquearnos. Estos, eran aficionados a su lado. 

El casco histórico estaba desierto, y el viento no invitaba a pasear demasiado por las calles vacías. El Bufador estaba en plena actividad, dado el oleaje reinante en el mar, y se podía escuchar el sonido a través del agujero excavado por el agua en la roca.

Bajamos por el lado opuesto del pueblo y volvimos a la zona de las terrazas donde nos abordaron al subir. Habíamos visto los menús de todas ellas al subir y sabíamos que en todas había un menú por 9,5 euros, seguramente pactado por todos los restaurantes, y nos sentamos en el que nos pareció más adecuado, ya que era hora de comer y teníamos hambre.