Imagen: catorce14 - Flickr
La cocina marroquí está basada en la pasta, la verdura y la carne. A diferencia de otras cocinas, en Marrakech podemos disfrutarla en forma de cus cús. Tradicionalmente, la pasta se pasaba por un tamiz, que rompía la masa en pequeñas porciones, que se cuecen al vapor y quedan como una sopa seca extremadamente sabrosa.
No se cuecen con agua, sino con el caldo realizado previamente, en el que se puede encontrar ternera o cordero, los dos tipos de carne que más se consume en el país. Junto con verduras y generosas porciones de carne, se sirve, generalmente para compartir, todos los viernes. Pero en los restaurantes de la ciudad se puede disfrutar de este plato todos los días.
La otra gran especialidad es el Tajin, que puede ser de cordero, ternera o vegetal. Se trata de un guiso que se cocina en el mismo recipiente en el que se disfruta. Un recipiente de barro que se tapa con una tapa que permite circular el vapor hacia afuera, dando al resultado final un sabor intenso y sabroso.
Pero no son estas las únicas delicias que se pueden disfrutar en los restaurantes de Marrakech. La tortilla bereber, un a pasta de trigo con miel y rellena de verdura es otro de los platos típicos. Bocadilos de kebab, tanto de ternera como de cordero, y pescado frito son otras de las opciones en la carta de los estupendos restaurantes que se abren alrededor de la Plaza Jemaa El Fna o en cualquier calle de la ciudad, sobre todo en las más turísticas.
En la misma plaza, lugar de comercio y restauración de referencia en la ciudad, también se puede degustar una excelente ración de caracoles, que tienen un sabor muy acertado y que te hacen repetir una y otra vez. Para bajarlo todo, un vaso de zumo de naranja o un higo chumbo, son la opción más ideal.
Es curioso que por el precio con que se comería en España una persona, o incluso menos, puedan comer o cenar todos los miembros de una familia, con raciones muy generosas y siempre, con un té para poner punto y final a la comida.
El té con menta es llamado el wiskhy bereber, ya que no se consume alcohol y es la bebida obligada en toda mesa. Si se disfruta del té, este es uno de los mejores que probaremos jamás, y se prepara siguiendo un ancestral método que se puede conocer en alguna casa del valle de Ourica.
El primer viaje seguro va ser a Marruecos.
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