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sábado, 3 de marzo de 2012

Fallas 2012: Valencia se viste de color y pólvora hasta el día 19 de marzo

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Imagen: superkas83 - Flickr

Valencia comienza ya a oler a pólvora y a lucir los colores de sus fiestas más importantes, las Fallas. Durante las primeras semanas del mes de marzo, la ciudad mediterránea se prepara para salir a la calle y entre el humo de las mascletaes y los fuegos artificiales, vibra con alegría.


Las mascletaes se disparan en la Plaza del Ayuntamiento, frente al edificio que antaño fue la Casa de la Enseñanza y hoy alberga las dependencias municipales. Toneladas de pólvora y cientos de decibelios son la principal característica de esta tradición valenciana, que durante 19 días tiene al fuego como máximo protagonista.

Las populares fallas, monumentos efímeros que se consumen entre llamas la noche del 19 de marzo, día de San José, se levantan unos días antes, y durante esas escasas jornadas, pueden ser admiradas por millones de visitantes, del lugar o provinientes de otros lugares del mundo.

Cada barrio tiene su propio monumento fallero, y se luce con orgullo hasta el triste momento de la Cremà, cuando la Fallera de cada comisión prende la mecha y comienza el final de la Falla. Pero este momento es también de alegría, porque es el momento que culmina el trabajo de todo un año. A partir del día 20 de marzo, el ciclo se renueva y comienzan los trabajos para que el próximo año también sea tan espectacular y especial como el que acaba de pasar.

Antes, un plano señala el lugar donde se alza cada uno de los monumentos, y los visitantes recorren la ciudad para no dejar sin ver uno. Los más espectaculares suelen ser los del Ayuntamiento y de las grandes comisiones falleras, que disponen de presupuestos desahogados para realizar grandes monumentos. Otras, son más modestas pero igualmente interesantes.

La temática de las fallas suele ser la ironía, el humor grueso y le estética festiva. Es fácil ver reflejos de la realidad social y mediática, en forma de ninots acompañados por breves textos, casi siempre difíciles de leer con claridad.

Dos de estos muñecos, uno infantil y otro de una falla "adulta" se salva cada año, y pueden verse en el Museo Fallero. El resto pasará a ser pasto de un fuego que no destruye, sino que da paso a un nuevo ciclo de creación, fiesta y nuevamente, consumición.

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